27 febrero

100. «La autora de Rienzi», por Josefa Pujol de Collado


Entre las escritoras españolas que más honran la literatura contemporánea, figura indudablemente doña Rosario de Acuña de Laiglesia, cuyo retrato ofrecemos con gusto a las lectoras de El Álbum de la Mujer.

Nació la distinguida poetisa que nos ocupa en 1850, demostrando desde su más tierna edad decidida afición a las letras, que más tarde debían proporcionarle envidiables triunfos. En 1875, La Ilustración Española y Americana publicó un bello poema, En las orillas del mar (⇑), que valió a su autora entusiastas plácemes; durante el año 1876, se estrenó en el teatro del Circo un drama en tres actos y en verso titulado Rienzí el Tribuno (⇑), que elevó con justicia el renombre literario e Rosario Acuña a considerable altura. Rienzi el Tribuno basta por sí sólo a cimentar una reputación literaria, y la fama se encargó de rendir la debida admiración a la excelente poetisa, que hallara en su alma sobrado aliento para dar forma y color a aquella creación bellísima, que acusa en una mujer inspiración bastante para rivalizar con los más vigorosos poetas de su época. De Rienzi, indudablemente la mejor obra de Rosario, se agotaron dos ediciones, mereciendo a su autora ruidosísima ovación. Su tomo Ecos del alma (⇑), escrito antes del Rienzi, se publicó en 1877, agotándose asimismo la edición, y en 1878, se estrenó en Zaragoza otro drama, en un acto, original de la señora de Acuña, titulado Amor a la patria (⇑), que obtuvo lisonjera acogida.

Imagen de Josefa Pujol de Collado (1884)
Josefa Pujol de Collado
La Ilustración de la Mujer, 15-5-1884
De 1878 a 1880, publicó nuestra inspirada poetisa un poema titulado Morirse a tiempo (⇑), del cual quedó agotada hasta la quinta edición: en 1880 se estrenó en el Teatro Español de Madrid el drama en tres actos, Tribunales de venganza (⇑), retirado de la escena por su autora a causa de las controversias políticas de que fue objeto, y en 1881 dio a la pública luz rosario de Acuña un tomo de artículos que tituló Tiempo perdido (⇑), y del que se agotaron en breve la primera y segunda edición. También obtuvo lisonjero éxito su segundo tomo de artículos, La Siesta (⇑), publicado al poco tiempo, y sus demás obras sueltas, artículos, poesías, estudios, etc., que publicaron periódicos españoles, americanos y alemanes con general aplauso, colocaron en preferente lugar entre las escritoras españolas del presente siglo el nombre de Rosario de Acuña.

Por la enumeración sucinta de trabajos literarios  que ofrecemos a nuestras lectoras, comprenderán éstas la laboriosidad que distingue a la conocida escritora que nos ocupa, y todo el vigor de su imaginación; ya que hasta ahora sólo hemos hablado de la literata, réstanos decir, en elogio de la mujer, que Rosario de Acuña, amante decidida de la naturaleza, vive en el campo, apartada por completo del cortesano bullicio, entregada absolutamente a la apacible vida del hogar, llenando cumplidamente todos sus deberes domésticos, sin que esto sea obstáculo para que cultive al mismo tiempo las letras con perseverante empeño y envidiable fortuna.

Recientemente el Ateneo Científico Literario de Madrid abrió sus puertas a la distinguida escritora, y la lectura de poesías que ocupara por completo la velada, viose coronada por merecidos aplausos.

Antes de terminar estos brevísimos apuntes biográficos, réstanos consignar que hasta hoy la señora de Acuña se ha negado a proporcionar datos para su biografía a cuantos periódicos los han solicitado; quedamos por lo tanto reconocidos a su amabilidad al acceder a nuestro deseo, y nos honramos con que figure en nuestra galería de retratos una escritora tan distinguida y que recientemente al dar su brillante velada en el Ateneo, ha logrado la primera franquear aquel recinto hasta hoy vedado a la mujer, significando con ello un paso de adelanto en la difícil senda del progreso femenino.

Desde las columnas de El Álbum de la Mujer enviamos a la señora de Acuña nuestra más sincera enhorabuena por su último triunfo obtenido en el Ateneo Científico Literario Madrileño, que pone una vez más de relieve sus no comunes dotes para el cultivo de las letras patrias, evidenciando además las cualidades que concurren en la mujer, para alcanzar inmarcesibles lauros en la vasta esfera de acción reservada a los conocimientos humanos.

Josefa Pujol de Collado

El Álbum de la Mujer, México, 25-1-1885

Notas

(1) Este artículo fue publicado, con ligeras variantes, en el semanario barcelonés La Ilustración de la Mujer en el número editado con fecha 8 de junio de 1884, en cuya portada aparece un dibujo con su imagen.

(2) La misma autora había publicado unas semanas antes en el mismo semanario barcelonés una crónica en la que daba cuenta de la intervención de Rosario de Acuña en el Ateneo:


Nunca con mayor gusto que hoy corre la pluma sobre el papel para consignar un nuevo e importantísimo triunfo femenino.
Rosario Acuña, la ilustre autora de Rienzi el tribuno, sobreponiéndose a rancias preocupaciones, arrostrando las prevenciones de unos cuantos y confiando en la imparcialidad y justo criterio de muchos, ha ocupado la cátedra del primer Ateneo español.

Portada de La Ilustración de la Mujer, Barcelona, 8-6-1884
Y debemos confesar que la denodada dama e inspirada poetisa, ha dejado bien sentado el pabellón femenino en nuestra primera corporación literaria.

El salón se hallaba invadido por numerosa y selecta concurrencia, las damas habían acudido desde muy temprano al Ateneo y la curiosidad y la impaciencia se leían en todos los rostros.

Dio comienzo la velada con la lectura de varios fragmentos del poema Sentir y pensar, del cual no podemos hacer detenido examen, por no conocerle en conjunto, pero que desde luego aseguramos abunda en movimiento, colorido, acertados toques y situaciones de gran efecto, que arrancaron espontáneos aplausos a la distinguida concurrencia.

Después del poema, la señora de Acuña leyó varias composiciones sueltas, inspiradísimas, y de las cuales sólo nos ha sido posible tomar nota del siguiente soneto: En la escalera de mi casa (⇑).

Rosario Acuña lee de un modo admirable y dio a sus versos el realce y color que necesitaban para que los conceptos se destacaran con la debida valentía. El éxito de la velada; no pudo ser más halagüeño, por lo cual felicitamos sinceramente desde las columnas de nuestra revista á| la distinguida poetisa.

Nos prometemos que, en breve las lectoras de La Ilustración de la Mujer verán insertos en nuestra revista notables trabajos de la señora de Acuña.

Entretanto, y por más que según dicen no se permitirá leer en el Ateneo a ninguna otra mujer, nuestros aplausos a Rosario Acuña de Laiglesia por ser la primera que en nuestro días ha hecho resonar sus inspirados acentos en el primer centro literario madrileño triunfando de las preocupaciones que hasta hoy han entorpecido el progreso femenino.

La Ilustración de la Mujer, Barcelona, 1-5-1884





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